En 1954, Hungría con un fútbol ofensivo ultra-dinámico, impactó profundamente, pero la verdadera transformación de los sistemas de juego la inicia el Brasil de Pelé en 1958, con sus marcadores de punta, Nilton Santos y Orlando trepando aceleradamente por los rayas para integrarse al ataque.
Fue ese Brasil, girando alrededor de Didi, que comenzó a aplicar adecuadamente la estrategia de los relevos para cubrir los espacios vacíos a pesar de mantener inalterablemente a Garrincha y Zagallo como extremos.
Antes de Nilton Santos, los marcadores de punta eran estrictamente defensivos, pero a partir de la gestión dieron, asimilaron y ensayaron, maniobras de corte ofensivo que contemplaban su accionar en la línea media y su apoyo decidido al ataque. Aquello fue una variante sorpresiva.
AQUEL OLEAJE INGLÉS
En el Mundial de 1966, Inglaterra presentó un ataque incisivo, con hombres de constante movimiento, con punteros que se cerraban y volantes que se abrían. Ah…pero estaba Boby Charlton y Geofrey Hurst y Allan Ball y Bobby Moore, y es obvio que para poner en funcionamiento un sistema, se necesita disponer del personal requerido. No se puede hacer sopa de camarones sin camarones.
Sin embargo, es hasta en 1970, que se puede apreciar lo que más adelante sería calificado como Fútbol Total. Ese Brasil de Pelé, Tostao, Gerson Jairzinho y Rivelino, modificó el método inglés construido en base de un 4-4 con cuatro mediocampistas y dos puntas de lanza abiertas. Ese esquema atacantes sin punteros, ignorando una vieja tradición de los inventores del fútbol, deba óptimamente y en teoría, una mentirosa sensación de endebleza. Al mismo tiempo generaba la idea –como bien dijo Ramsey- de ser un fútbol preparado esencialmente para el contragolpe.
LA FLEXIBILIDAD DE BRASIL
Brasil mostró otro “estilo”. Partiendo del mismo 4-4-2 impuesto exitosamente por los ingleses, los brasileños con Pelé y Tostao uniéndose a Gerson en un medio campo extremadamente flexible y creativo, aseguraban la posesión de la pelota y su progresión con destino exacto para los desbordes de los punteros y las apariciones casi fantasmales de sus defensores laterales, como lo demostró en la final con Italia, el espectacular gol de Carlos Alberto.
El objetivo brasileño era simple: conseguir superioridad numérica y control de la iniciativa en el centro del terreno y luego, cuando venía el despliegue ofensivo, eran arrasadores, con una variante: en lugar de la dinámica y la potencia de los ingleses, Brasil mostraba la habilidad y la inspiración de sus hombres. Pero era el fútbol para toda la cancha, es decir, Fútbol Total.
EL SHOW DE HOLANDA
En 1974 apareció la “Naranja Mecánica”. Los hombres de Johan Cryff y Johan Noeskens, con un fútbol de vértigo, de toque y desmarque, la rotación circular, de relevos constantes, de piques al vacío, de desbordes con y sin pelota, de ráfagas en el área de las 18 yardas, se robaron el show pese a perder la final frente a una organizada y drástica formación germana conducida por Beckenbauer.
Los holandeses de Curyff lograron con una sincronización llamativa, algo muy importante, y fue la rotación en bloque.
Ese “estilo” de juego fue calificado por el periodista brasileño, Joao Saldaña como una “desorganización organizada”, y ciertamente, Holanda se vio imparable hasta encontrarse con la disciplina ferrea de los alemanes.
Puede decirse que el Mundial del 78, es el de los que menos ofreció para el analista de sistemas de juego. Ni Holanda, ni Italia, ni Alemania, ni Brasil, ni el campeón Argentina, presentaron variantes influyentes.
REGRESA EL VÉRTIGO
En el 82, volvió el fútbol de vértigo por parte de los brasileños, pero cometieron una falta que resultó mortal y fue la falta de enlace entre el medio campo y la zaga. De esa forma, Brasil quedó expuesto al contragolpe y Rossi los mató.
Posiblemente el mejor fútbol del 82, en lo que a coherencia se refiere, lo mostró Francia con la solidez de Tresor, la versatilidad de Platini, el talento de Tigana, la pujanza de Rotcheatau y la vitalidad de Gírese, pero no se vió una revolución en el fútbol mundial.
En México 86, no se produjeron transformaciones, y luego, tanto Italia 90 y USA 94, se refugiaron en lo viejo conocido…Francia fue impresionante en el 98 jugando con una mezcla de lo brasileño y lo holandés robándose el espectáculo, y hoy, estamos desembocando en este futbol rápido, de bloques, poco vistoso y limitado en creatividad, muy efectivo en la neutralización.
Asi que, el Fútbol que brilló entre el Brasil de Pelé y la Holanda de Cruyff, ha sido lo máximo, visto desde cualquier butaca y con cualquier tipo de anteojos.