Como Messi, Cristiano no es el mismo. Es una exigencia excesiva y con mucho de abuso por parte de nosotros que los consideramos inagotables, ignorando su condición de humanos en sus desgastantes tareas, sobre todo la de Cristiano, goleador puro, el mejor de todos los tiempos sacudiendo redes como lo certifican sus cifras. Si Miguel Angel hubiese sido goleador, no habría llegado trabajando muy cerca de la edad de su muerte, 88 años. Frente a un equipo de Ghana, valiente, testarudo, batallando a ratos sin complejo de inferioridad y con llamativa osadía, Cristiano, siempre mortífero en los penales, se convirtió en el caso único de un goleador que marca en cada uno de las cinco Copas en que ha competido. Lleva 8 en total, uno más que Messi y distante de la increíble marca de 13 goles registrada por el francés Just Fontaine en 1958.
Con 37 años, corriendo, saltando, pegándole a balones y cabeceándolos, ejercitándose, Cristiano ha estado retando el paso del tiempo con el empeño de Bernard Hopkins, quien estuvo peleando con más de 50 años. Su propósito, impulsado por su gigantesco ego, es utilizar esta Copa para gritarle al planeta futbol que todavía tiene que ofrecer, no tanto como antes, pero si lo suficiente para ser útil en cualquier equipo, en cualquier liga y en su Selección. Su primera prueba después del quiebre de relaciones con el United, es la Copa, y aunque se perdió dos goles que en otros tiempos eran un hecho, su ejecución del penal valió la entrada, a un lado del difícil e importante triunfo de Portugal 3-2 sobre Ghana, que terminó presionando con muchas ganas. Como personaje de la mitología del futbol, Cristiano pretende ser protagonista en llevar a Portugal lo mas largo posible.
Se pudo comprobar, y esto tiene gran significado, que Cristiano sigue siendo un fabricante de temor. Me mueve con menos sigilo que antes, dispone de más espacio, pero cuando lleva la pelota, provoca el mismo miedo. Se le sigue considerando capaz de lo grandioso y su incidencia en el campo continúa haciéndose sentir. No es el mismo, pero a nosotros, voraces insaciables con los grandes atletas como él, nos parece que si. Contra Ghana, frente al televisor, cada vez que comenzaba a proyectarse me levantaba de la silla. Cuando falló el cabezazo abajo que lo vi adentro anticipadamente, se me cayó el pinolillo y las rosquillas…Bah, una tontería.