Sonaban los tambores, y también se escuchaban los violines. Argentina, con el punch destructivo de Julián Alvarez y la destreza deslumbrante e inagotable de Lionel Messi, avanzó a la final de esta Copa 2022 derrotando 3-0 a Croacia. con un penal eriza pelos de Messi, una entrada decidida, encabritada y precisa de Alvarez, como pintando sobre un lienzo en un maremoto, y el remate de derecha de Alvarez sobre un trazado con “olor a gol” realizado por Messi después de llegar hasta el fondo esquivando obstáculos, frenando, girando, amagando, desequilibrando, hasta encontrar la abertura que le permitió conectarse con Alvarez, dejando a Croacia atrás 0-3, moviéndose en la nada, escuchando cada tic-tac del reloj, con el ruido de una cuchilla decapitadora de sueños.
Nuevamente, nuestra imaginación fue derrotada. No resultó el partido esperado porque el legítimo penal que cobró Messi con un poco de la seguridad y violencia que exhibe Cristiano desde los doce pasos, adelantando a Argentina 1-0 en el minuto 34, sin ser propiamente inspirador, además de discutible, fue galvanizador. ¡Cómo cambia el accionar cuando sientes que lo estimulante ha crecido y que puedes atreverte a ser más agresivo, con más soltura!. El valor del 1-0. Cinco minutos después, la entrada impetuosa de Alvarez al área, como “a bordo” de uno de los caballos de Bolívar, “Palomo” quizás, le permitió encontrarse sobe la marcha con dos rebotes cortos dejando desarmado a Livakovic, conservando aliento y claridad para el empuje del balón a las redes. 2-0 en la recta final del primer tiempo, era una carga muy pesada para Croacia, que solo había marcado dos goles en 4 juegos, sin incluir su única victoria en tiempo regular sobre el débil Canadá.
El recuerdo de haber visto desvanecerse una ventaja de 2-0 previamente, obligó a Argentina a permanecer en la búsqueda del tercer gol, que como ya lo graficamos, nació y creció como posibilidad en los botines de Messi, con largo recorrido, avance profundo y magistral entrega. Voltear un 0-3 es menos probable que enderezar a empujones la torre de Pisa. Y así fue. Croacia que tan bien inició el segundo tiempo demostrando que puede manejar un juego abierto, martirizando a Argentina, no terminó de acomodarse y tener más tiempo la capacidad de presionar, lo molestaba en el último cuarto de terreno. La defensa gaucha con un excelente Tagliafico y correcta cobertura de espaldas, recuperó confianza mirando siempre a Messi como opción de salida. Sin un Mbappé, sin un Gilroud, Croacia no pudo apretar lo suficiente al equipo argentino.
Reactivado por completo, el equipo de Messi, que se fue desmembrando, controló el partido sin tanta posesión. Tambien vimos salir de escena a jugadores esenciales de Croacia, entre ellos Modric, con el tiempo agotándose. A diferencia de Allison, el portero de Brasil que no tocó balón, “Dibu” Martínez realizó un par de atajadas meritorias, sin el acoso a que estuvo sometido Livakovic. De haber sido cronista de futbol, Cervantes hubiera escrito: Has de saber Sancho, que un equipo no es más que otro, si no hace más que el otro…Eso justifica plenamente el triunfo argentino. Fue más equipo y tenía a Messi manejando las riendas y Julián Alvarez apretando el gatillo. Lo admirable es que Messi sigue siendo algo real y aún tiene magia.
atacante del CityEsa extraña mezcla de furia y sutileza, la proporcionó una vez más, Lionel Messi en el brillante triunfo de Argentina por 3-0