¿Lo vieron? ¡Qué bárbaro! Casi se proyecta hacia nosotros saliendo bruscamente de la pantalla del televisor. La tercera medalla de oro del increíble Michael Phelps en la natación de estos Juegos Olímpicos, quebrando su propia marca mundial con un minuto, 42 segundos y 96 centésimas, lo mostró de cuerpo entero como un fenómeno.
Retando el desgaste y una fiera oposición, refugiado en el carril seis al conformarse con el cuarto tiempo en semifinales, Phelps espantó desde el propio arranque el fantasma de Atenas, cuando en estos 200 libres, Ian Thorpe y Peter Van der Hoogenband lo desplazaron al bronce con todo su favoritismo resquebrajado.
¡Qué impresionante fue! Su vuelta de tiburón en los primeros 50 metros, relampagueante, en 24.31 segundos, lo colocó con un ritmo de récord mundial. En las dos eliminatorias no se había acercado a la marca de 1:43.86 que estableció en marzo de 2007, pero en este momento de tanta exigencia, necesitaba atacarla con un excedente de vigor, y lo logró.
Sin el dominio visual que le facilita el carril 4, Phelps no se preocupó por alguna referencia, apretó el acelerador a fondo luchando contra sí mismo, y se tragó la pileta olímpica.
Marcó 50.29 segundos en los primeros 100, y cuando fue capaz de rebotar en 1:16.84 en la pared de los 150 metros, la sospecha del récord mundial cobijó a las emocionadas tribunas. No, no había forma de alcanzarlo. El oro y el récord tenían nombre y apellido.
Finalmente, el estallido con 1:42.96, y la garantía de su tercer oro. Phelps estaba celebrando cuando llegó el coreano Taehwan Park 1:44.85, y detrás, el norteamericano Peter Vanderkaay, 1:45.14. El formidable surafricano Jean Basson quedó sin medalla.
Del triunfo de Phelps en los 200, luego de batallar dos días atravesando clasificaciones, diría el poeta: le vio la luz del día, le vio la tarde pálida, le vio la noche fría, y siempre las grandes brazadas producto del esfuerzo de un titán.
Phelps fue emulado por su compatriota Aaron Peirsol en los 100 metros espalda con récord mundial de 52.54; Natalie Coughlin ganó los 100 metros espalda con 58.96 segundos, y la australiana Leisel Jones ganó el oro de 100 metros braza con récord olímpico de 1:05.17.
Jones se impuso a la estadounidense Rebecca Soni, plata, y a la austriaca Mirna Jukic, bronce, estableciendo un nuevo récord olímpico de la especialidad, tras rebajar la anterior marca de 1:05.64, que también poseía.