La sequía de 36 años, desde los tiempos de esplendor de Maradona, ha terminado. Argentina ha vuelto al trono del futbol mundial, superando a un equipo francés que súbitamente salió del hoyo 0-2 en que estuvo metido, hasta el minuto 78, para convertirse en una fuerza resurgente, capaz de arrasar con todo, excepto, con la elasticidad, reflejos y reacciones felinas del arquero “Dibu” Martínez, y por supuesto, con la maestría, vitalidad y garra de Lionel Messi, quien se encumbró frente a la mayor de sus exigencias en una carrera de muchas luces y pocas sombras, realizando el más largo recorrido sobre el arco iris de la grandeza que pueda recordarse de algún jugador. Desde el 2006 cuando marcó por vez primera en una Copa, unos minutos después de haber ingresado, su crecimiento no se detuvo. Fue difícil, de 0-2 a 2-2 y de 2-3 a 3-3, Francia rugía y mostraba sus colmillos. El gran estadio se tambaleaba.
UN GRAN PARTIDO
¡Qué partido! Con un cierre grandioso que de ser graficado en un lienzo, podría ser colocado en cualquiera de las paredes del Palacio de Versalles, aunque Luis XIV se moleste. Argentina parecía cabalgar tranquila hacia la victoria con el 2-0 conseguido por el penal ejecutado por Messi a los 21 minutos. El golazo de DiMaría culminando una conexión de Messi con McCallister en el 35, pareció una señal de ¡Adelante caballería. No nos detengamos!…Argentina manejaba todos los hilos cuando en el minuto 78, a solo 12 del final, Ottamendi faulea a Mbappé. Penal en todas las pantallas y Mbappé, casi siempre letal, no falla en dirección y poder. La diferencia se estrecha 1-2, hay perturbación y Francia apurándose, consigue seguir volcada de inmediato. No hay tiempo que perder. Coman roba una pelota a Messi y su proyección es veloz, no encuentra obstáculos, entrega a Thuram y éste traza hacia Mbappé por la izquierda. El latigazo estremecedor del francés, primer disparo a la cabaña de “Dibu” entra como rayo lasser. La pizarra 2-2 en apenas un minuto. Argentina está aturdida.
SE MUTIPLICA LA ANGUSTIA
Quedan 9 minutos por jugar y la reposición. Centro de Mbappé, todos los de Francia incluido el Presidente Macron y su gabinete, se mueven hacia Martínez con los brazos abiertos, también se mueven los exhaustos defensores argentinos. La pelota se pierde y regresa la calma…En la extensión de 8 minutos, con Francia mejor físicamente y Argentina buscando un equilibrio emocional. Atención es prohibido parpadear y la multitud mayoritariamente de argentinos, así lo entiende. Todos con sus ojos agrandados. Presiona Francia, sufre Argentina, todos cruzan dedos. De pronto un pase largo abre espacio a Thuram que va hacia “Dibu” pistola en mano, pero oportuno, Enzo lo desarma; luego, Lloris desvía en sensacional acción un disparo envenenado de Messi que buscaba la escuadra; le aplican una amarilla a Acuña, hay presión francesa, y nos vamos a tiempos extras de 15 minutos.
ENTRE EL DESGASTE, MAS BUEN FUTBOL
Se inicia la prorroga con Messi tratando de sacar juventud de su pasado, lo que parece conseguir. El que se agranda es Enzo Fernández, un chavalo ansioso por mostrarse y ser valorado. Mbappé es golpeado, pero joven y muy fuerte, se incorpora y sigue. Messi le hace llegar una pelota al recién ingresado Lautaro, quien no la alcanza, un minuto después, Lautaro otra vez se queda corto. Argentina parece haber obtenido una buena recarga para la segunda parte del alargue…Atajada de Lloris sobre tiro rasante de Messi en el minuto 108, y un instante después, la entrada con Lautaro rematando sobre el arquero y el rebote es empujado con serenidad por Messi. El balón es devuelto dos o tres pies adentro, sin la menor discusión, es gol. Así que, Argentina se adelanta 3-2 en el 107, comprobándose que Lautaro no estaba off side. Otra vez las riendas están en las manos de Argentina con 13 minutos pendientes. Mucho tiempo para unos, poco para otros.
OTRO PENAL ¡OH NO!
Siguen los cambios en busca de piernas frescas y cabezas claras, y en el minuto 116, el balón rebota en el brazo de Montiel dentro del área. Es penal y nuevamente Mbappé, con esa seguridad y frialdad que lo caracterizan, acaricia el esférico y lo coloca con cariño, como diciéndole: no te muevas, vas a sentir un impacto, pero no te asustes. El cañonazo es certero dejando sin chance a “Dibu” estableciendo el 3-3. Francia sale del hoyo por segunda vez y los minutos finales se juegan en la orilla de los círculos del infierno que imaginó Dante, con mucho juicio. El tercer gol de Mbappe en un juego de final, le permite abrazar al inglés Geoff Hurts, quien en 1966 frente a Alemania, también marcó tres veces.
“DIBU” PARA A MUANI Y CORTA ALARIDO
El reloj continúa su marcha. Hay 88 mil que lo escuchan…En el minuto 119 un centro con balón parado de Mbappé, con toda la mala intención, no encuentra cabeza, pero sigue amenazante hacia el portón argentino. Tardíamente el arquero Martínez se lanza, pero la pelota se va por la raya de fondo, minuto 85. Ufff. A secarse el sudor…Con segundos de vida para los dos, Kolo Muani se escapa por el centro. Va directo hacia un mano a mano con “Dibu”. Todo parece perdido para Argentina, pero milagrosamente se activa un resorte oculto en la pierna izquierda del arquero y su estiramiento impide el gol de la muerte entre aullidos y gemidos. Lo que nadie quería: decidirán los penales.
TODOS “MANOS ARRIBA”
Los tiros de penal. La hora de los que tienen más dureza mental, mas firmeza emocional,
más frialdad para ejecutar, más precisión para ir por el balón…Mbappe con bombazo, adelanta a Francia 1-0; Messi con la sutileza del pincel de Dalí, rasante, engañando a Lloris, empata 1-1…Ataja “Dibu” el disparo de Coman, Francia gime, está herida sigue el 1-1; Dybala amaga le pega al centro y Lloris fue a su izquierda. Argentina toma el mando 2-1. Podría ser definitivo…Tchouameni falla junto al poste derecho de “Dibu”. Un aullido de lobo moribundo que se retuerce, cruza sobre Francia. Paredes con poder y rasante, no falla. 3-1, Argentina se siente cerca, muy cerca del trono…Acierta Kolo Muani y Francia aún tiene vida 2-3. Si Montiel no falla, todo estará consumado. Y no falla. Se acabó 4-2. Argentina Campeón. 36 años de sequía han terminado con el sueño de Messi convertido en algo real.