Croacia ha perdido la final de Copa 2018 en Rusia entre la admiración del planeta. Su resistencia ha sido heroica y su forma de plantear los juegos, atrevida, sin el menor temor y con argumentos. Nada de un equipo pequeño. Antes de la final, el momento más impresionante, fue el vivido en los últimos minutos del juego con Inglaterra. Es algo imposible de olvidar: vimos que los croatas estaban corriendo con un entusiasmo contagioso; que sus pulmones resoplaban, no como locomotoras cansadas sino reactivadas, bien aceitadas; que sus corazones latían ruidosamente, y que se mostraban en pie de guerra como defendiendo Troya, con uñas y dientes. Era natural preguntarse con asombro: ¿Y estos tipos que son?…Serán unos robots de esos que elaboran los ingenieros de la Universidad de Humbolt en Alemania, “programados” para jugar futbol sin cansarse. Ellos habían terminado su tercer recorrido con tiempo extra incluido en forma consecutiva, después de vencer a Dinamarca, Rusia e Inglaterra, y pese a ese desgaste, hasta los lesionados como Mandzukic, se sintieron súbitamente reconstruidos y debidamente galvanizados, para saltar al campo y festejar el avance de Croacia a la final de la Copa del Mundo del 2018, sin importarles que un reposado y bien armado Francia, se encontraba esperándolos en la vuelta de la esquina. 

MANDZUKIC SALE A MATAR

En esa semifinal, el equipo de Dalic se excedió: ¿Cómo fue posible que en su tercer esfuerzo extra seguido, se mostrara con tanta vitalidad en contraste con lo que decían sus rostros y lo que todos temían? La supuesta ventaja inglesa en reserva de energías no se vio. Entró Pivaric por el exprimido Stranic y al rato, después que Varsalijko evitó desde la raya un gol seguro por cabezazo de Stones, el técnico Dalic quien había decidido reservar sus cambios, envió a Kramaric por Rebic…El gol de la muerte para Inglaterra y de la gloria para Croacia, se produce cuando las progresiones de Modric se hacen sentir y Rakitic es más funcional, mientras los cambios de Inglaterra no proponen variantes. En el minuto 106, extensión del primer tiempo extra, aparece Mandzukic, el goleador que deambulaba necesitado de brújula y es frenado por una salida riesgosa de Pickford en una situación de angustia extrema con choque peligroso. Madzukic fue atendido en “cuidados intensivos” y en los últimos 15 minutos,  se multiplicó…Lo decisivo ocurrió después de un rechazo elevado en la defensa inglesa que Perisic cabeceó hacia atrás por donde se movía Mandzukic, con espacio, tiempo y buen perfil, para disparar con su zurda desde el vértice del área chica, perforando a Pickford. Croacia estaba adelante 2-1 y no soltó las riendas, apretándolas con los dientes. Por vez primera en su historia, Croacia llegaba a una final de Copa del Mundo. Con todo merecimiento.

RESISTENCIA Y DETERMINACION

Los croatas esperaban recuperar suficiente aliento en pocos días, para volver a mostrarse firmes y no flaquear frente a Francia, un adversario que sabe estirar su juego y sus pretensiones cubriendo la cancha con su inmenso talento. El agotamiento de Perisic, de Rebic, de Vrsalijko, los 38 grados de temperatura de Rakitic, las cabalgatas devastadoras de Modric sin perturbar su presencia siempre incidente, y el esfuerzo del golpeado arquero Subacic, quedaron atrás, cuando los robots de Zlatko Dalic, el técnico de 51 años, que sigue viendo las repeticiones de los momentos cumbres frente a Inglaterra, sobre todo las que presentan los goles de Perisic y Madzukic, y el milagroso rechazo de Vrsalijko en la propia raya, entraron decididamente a fajarse con Francia con esa determinación que los caracterizó. La resistencia del equipo croata fue tan admirable como su adaptación a los inconvenientes. No se vieron desdibujados como en el primer tiempo contra Inglaterra, pero lograban siempre reagruparse, orientarse, establecerse y realizar su juego utilizando el sentido tridimensional de Modric, los acarreos largos por la izquierda de Rakitic, y lo volátil que es Perisic, para mantener a Mandzukic amenazante a la caza de oportunidades, aunque a veces, tardaban mucho en presentarse.

ASI SE ABRIO PASO

Fue Croacia no Francia, el equipo que atravesó la fase de grupos haciendo sonar los tambores, ganando sus tres juegos, incluyendo el calificado cumbre contra la Argentina de Lionel Messi, por 3-0, con goles de Rebic, Modric y Rakitic. Antes, el equipo croata doblegó a Nigeria 2-0, y cerró superando sin apuros 2-1 a la batalladora Islandia.  Y continuaron derrotando en octavos a Dinamarca en extensión a penales, cortándole la inspiración a Rusia en los cuartos por la misma vía, y saltando sobre Inglaterra en semifinales. Croacia nunca pareció preocuparse por estar atrás en la pizarra, excepto contra Francia en el juego del no hay más allá…“Los ingleses nos menospreciaron”, dijo Modric. Nuna lo ví así. De diferentes maneras, y pese al futbol constantemente rígido de Kane, por muy promocionado que sea, Inglaterra logró hacer circular pelotas en proyección con bastante libertad y se acercaba, aunque tirando desviado, como lo demuestra solo un tiro a puerta en el primer período, y fue el taponazo de Trippier encima de la barrera, a las redes. Croacia tenía un poco más la pelota pero Inglaterra, sin la suficiente experiencia, manejaba mejor los espacios. Eso, que no era subestimación, comenzó a cambiar después del inicio del segundo tiempo, cuando Modric entró más en contacto con el balón y Rakitic encontró apoyos, siempre con Perisic mostrándose. La defensa inglesa, no se vio bien en retroceso, y además, reaccionaron tarde frente a exigencias grandes.

FRANCIA CON EL ANTIDOTO

Todos sabíamos que  Francia era “otra cosa”. El equipo de Deschamps disponía de recursos más dañinos para abrir la cancha y funcionar vertical y demoledoramente por el centro, con mayor profundidad y mejor disparo en movimiento. Sus piernas estaban más frescas para presionar a los robots de Dalic, que como humanos reales que son, sintieron el peso de la presión ejercida por los franceses cuando salían desde atrás como corsarios desbocados…Sin embargo, no fue el desgaste lo que terminó con Croacia en la final, sino la rapidez y capacidad para resolver de Francia, con un pequeño agregado de mala suerte. Ese autogol y un penal en contra, son dos mazazos, y los cañonazos de Pogba y Mbapeé, todavía tienen eco en territorio ruso. El esfuerzo extremo se hizo perdiendo 4-2, pero no se consiguió el acierto requerido atrás y adelante, neutralizando y tirando. Francia fue superior y triunfó, sin ensombrecer la gran actuación que entregó Croacia, ese equipo de robots, juego tras juego, incluyendo el estruendoso 3-0 clavado a Argentina que le dolerá a Messi largo rato.