Desde Johannesburgo.

¡Salve fútbol español! El sol te besa, del arte la potencia te sublima, diría Rubén sobre la coronación de España ayer ante 84,490 testigos “in situ”, con un dramático y espectacular gol de Andrés Iniesta, faltando sólo cuatro minutos para ir a la temida definición por penales, como hace cuatro años.

El estallido de la multitud, con una ligera mayoría holandesa, fue una confusión de dolor y de júbilo. La mortal puñalada que se recibe y la euforia que provoca ser el triunfador del duelo cumbre. Las imágenes permanecerán fijas por largo tiempo: el centro de Torres, el rechazo de Mathijsen, cortando, impidiendo que llegara hasyta Iniesta, la recuperación de Fábregas, el nuevo cruce a Iniesta, y el taponazo de éste perforando a Stekelenburg.

En ese momento, se quebró el 0-0, que se había mantenido pese a las dos excelentes posibilidades de Arjen Robben, “robadas” por el casi siempre inspirado Iker Casillas, y las de Villa  -neutralizada por Stekelenburg-, y Ramos con un cabezazo impresionante que salió desviado.

¿Es España un legítimo Campeón?. Por supuesto. Era el gran favorito previo y supo reaccionar a la inesperada derrota frente a Suiza, creciendo paso a paso con un derroche de arte al ritmo de Xavi, la presencia de Iniesta, esa sólida defensa y el fusil de Villa. España tiene capacidad de llegada pero carece de eficiencia para producir. Eso si, como se adueña de la pelota y los espacios las mayor parte del tiempo, le basta concretar una opción como las de Villa contra Portugal y Paraguay, Puyol frente al equipo de Alemania, y ahora Iniesta en la final. Cuatro partidos que fueron resueltos 1 por 0.

¿Qué tan exigente fue Holanda?. Al máximo, pero recurriendo al juego duro, en la frontera de la agresión. Se pensó que Holanda iba a responder con habilidad, que si la tiene, pero Robben se vió muy precipitado, y Sneijder necesitó entrar más en el juego, algo que consiguió después de un pálido primer tiempo. La defensa holandesa trabajó horas extras moviéndose con rapidez, y apretando tuercas a como fuera, pero no pudo evitar el tercer naufragio en finales, agregándose a los de 1974 y 1978 en Alemania y Argentina.

 ¿Fue una gran Copa?. Cargada de imprevistos, y eso le dio un toque diferente. Lo peor fue el arbitraje, incluyendo el de Webber ayer, con 14 tarjetas, una de ellas roja a Heitinga. Varios juegos con final de alarido como Estados Unidos-Eslovenia, Brasil-Holanda y Uruguay-Ghana, levantaron el voltaje al máximo.

¿Se puede discutir a Diego Forlan como el jugador del torneo?. De ninguna manera. Fue un jugador de mayúscula incidencia juego tras juego, y casi saca de las brasas a Uruguay en el último instsante contra Alemania. ¡Maldito travesaño que evitó consiguiera el título de goles!

¿Valió la penar venir hasta aquí?. Claro que si. Todavía estoy cabalgando sobre tantas emociones vividas a lo largo de 30 días.