Desde Johannesburgo.-¿Quién el ganador del Balón de Oro como mejor jugador de ésta Copa del Mundo?. Buscando la respuesta a ese intriga agigantada, todos nos sentimos atrapados por Agatha Christie, viajando en el Expreso de Oriente hacia ninguna parte, necesitando el apoyo del astuto detective Hércules Poirot.

 

Faltando dos partidos para que se cierren las puertas, la FIFA dio a conocer la lista de los 10 jugadores involucrados en ésta feroz pelea, ocho de ellos todavía en pie de guerra, y dos, de regreso en casa, como es el caso del argentino Lionel Messi y el ghanés Asamoah Gyan, prácticamente  sin chance limitados a cinco juegos.

 

Tres españoles aparecen bajo los reflectores: el cerebral medio campista Xavi Hernández, capaz de pintar el techo de la Capilla Sixtina en el engramado con sus trazos y desplazamientos magistrales; el goleador David Villa, posiblemente el hombre de area más temido por su movilidad, facilidad de penetración y disparo potente con cualquiera de sus piernas; y el agresivo volante Andrés Iniesta, un artista en el último pase para ensayar remates, difícilmente controlable.

 

Holanda, el otro finalista, presenta dos candidatos, el presionante Wesley Sneijder, un batallador incansable dotado de destreza, olfato y gran disparo largo; y Arjen Robben, ya plenamente recuperado de las molestias que lo mantuvieron al margen en los inicios de la Copa, incidiendo ahora con su rápidez, su dribbling desconcertante y su martilleo.

 

Hay tres jugadores que dependerán de su accionar en el juego de hoy por el tercer lugar, para ver crecer sus pretensiones: el artillero Diego Forlán de Uruguay, quién ha mostrado una gran voracidad yendo a fondo en todo instante y cañoneando desde todos los ángulos, metiendo mucho medio cuando hace ejecuciones con el balón parado; y dos centrocampistas alemanes con diferente funcionamiento, Mesut Oezil de origen turco, de inmensas proyecciones ofensivas y gran disparo, y Bastián Schweinsteiger, un auténtico mariscal, excepto frente a España, cuando se vió inutilizado.

 

Los otros dos, como apuntamos, un Messi brillante en la etapa de grupos, oscurecido durante la dramática y aplastante derrota de Argentina frente a Alemania, y Asamoah Gyan, quien fue descollante en el ataque con Ghana, más allá del fallo de aquel penal que clasificaba a su equipo para las semifinales.

 

¿Qué tan sorprendente es que un jugador de equipo perdedor, sea el ganador del Balón?. Nada extraño. Sólo consideren que en las tres últimas Copas, los ganadores han salido de los equipos derrotados.

 

En 1998, Ronaldo, borrado de la final que perdió Brasil 3-0 ante Francia, supuestamente por una serie de problemas físicos y emocionales puestos a un lado, fue el ganador de la distinción; en el 2002, en Japón y Corea, los “santos oléos” fueron para el portero alemán Oliver Kahn, pese a que su equipo fue derrotado 2-0 por Brasil, con el brillo de Ronaldo, quien marcó 8 goles; y recientemente, en el 2006, el reconocimiento fue para Zinedine Zidane, aunque Francia cayó frente a Italia y el formidable jugador francés fue expulsado por acción irregular contra Materazzi. Agreguen al italiano Salvatore Schillachi en 1990, quien no estuvo en la final que Alemania le ganó a Argentina con aquel discutido fallo de Codezal, que desembocó en el penal realizado por Brehme. 

 

Paolo Rossi verdugo de Brasil, fue el ganador en 1982; el genial Maradona lo logró en la Copa de México en 1986, y Romario de Brasil en 1994 en Estados Unidos.