Se coronó España triunfando 1-0 en un batalla sin cuartel, que se extendió a tiempo extra, con Holanda intentando prevalecer innecesariamente a patadas, quitándole calidad a una final que tenía todos los ingredientes para ser brillante, épica, inolvidable. 

 

El gol de Andrés Iniesta, hizo -con permiso de Gabo- que las calderas, las pailas, las tenazas y los anales, cayeran de sus sitios, no sólo en toda España, sino en el planeta. Puede que Iniesta haya llorado en el vientre de su madre como Aureliano Buendía, y nacido con los ojos abiertos, buscando un balón, pensando en el pase preciso o la estocada mortal, como la que le asestó al Chelsea en la Champions del 2009.

 

Ahora era una Copa del Mundo, con el planeta expectante después de 116 minutos peleados con el corazón en los dientes, con Holanda “amputada” por la legítima expulsión de Heitinga y España volcándose con todo, hasta que llegó el momento de atrapar la gloria. Un largo pase de Torres buscando a Iniesta, es interceptado y rechazado por la derecha, pero lo toma Fábregas, en otra de sus apariciones oportunas y de inmediato, va a hacia Iniesta, quién con la prontitud requerida, aprieta el gatillo que tiene oculto en su botín derecho, y su remate, ignora el ligero manotazo de Stekelenburg, sigue hasta las redes, estremece al mundo y sepulta a Holanda en una final por tercera vez.

 

Juego intenso pero muy errático, como si los nervios afectaran la destreza, y consecuentemente, la confianza de deteriorara. De entrada, Holanda ya tenía tres faules, y el árbitro inglés Howard Webb contribuyó a la inseguridad, sacando en total 14 tarjetas, incluyendo la roja a Heitinga, aunque estuvo tolerante con Robben dejándolo con vida cuando estando fuera de juego, empujó la pelota a las redes de Casillas.

 

Robben tuvo dos veces en sus hábiles pies, capaces de tocar el piano como Clayderman, la posiblidad de adelantar a Holanda, pero Casillas, quien dio la impresión de tenerlo estudiado al revés y al derecho, lo frustró ahogando el grito de gol en las gargantas de la multitud. Tambien Stekelenburg en la otra cabaña, realizó atajadas esprectaculares, como la realizada a Villa, en lo que parecía un fusilamiento ante 84,490 testigos, y al igual que Casillas era responsable de ese 0-0 que estaba en plan de alargarse hasta llegar a los penales.

 

¡Qué importante resultó el ingreso de Cesc Fábregas por el severamente golpeado Xabi Alonso, y la presencia de Navas por la derecha, sustituyendo al nervioso Pedro!. Sin embargo, el cambio de Torres por Villa, no funcionó.

 

Esta vez Wesley Sneijder sólo mostró algunos destellos de su grandeza, como la pelota que le colocó a Robben y que no pudo ser. Sneijder tambien fue víctima del juego duro, con ciertos ribetes de salvajismo, de sus compañeros, al sentirse desconectado en el primer tiempo.

 

Finalmente, aprovechando la ventaja de un hombre, España conquista su primera Copa del Mundo, con un estupendo gol de Iniesta, protestado por una Holanda que a esa altura, con cuatro minutos pendientes, y dos de reposición, estaba herida de muerte.