Vamos a ver a Miroslav Klose en otra Copa. Eso indica, que el artillero de 5 goles en cada una de las últimas dos ediciones, actualmente con 28 años, podrá atacar la marca de 15 que acaba de establecer Ronaldo.

Con sus 5 dardos, una producción discreta, sólo superior a la de 4 en el Mundial de Chile durante 1962, Klose fue el goleador de esta Copa, después de haber quedado detrás de Ronaldo en el 2002.

A los 20 años, Miroslav Klose jugaba en la sexta división alemana, en el equipo del pueblo que le acogió cuando sus padres, de origen polaco, se acogieron a la ley de repatriación que permitía a los habitantes de Silesia abandonar Polonia y pedir la nacionalidad alemana. 

Y es que el hijo de Bárbara (88 veces internacional con la selección de balonmano por Polonia) y de Josef, un hábil extremo que terminó su carrera en el Auxerre francés, ya no es Mirko, el polaco de Blaubarch, sino un ídolo. Ballack, lo tiene claro: «¿Alemania buscaba una estrella en la delantera? Pues ya la tiene, se llama Klose», ha sentenciado.

Es probable que siguiera metiendo goles en Blaubach-Diedelkopf, en las catacumbas del fútbol germano, de no ser por un ojeador del Kaiserslautern, que le fichó el verano de 1999. 

A los dos meses debutó con el primer equipo y el 24 de marzo de 2001, Rudi Völler le llevó a la selección, con la que ya ha jugado 60 veces. Ganó Alemania a Albania 2 a 1 y él marcó el gol de la victoria. Desde aquel día, ha marcado 26 goles jugando para Alemania.

«Es rápido, tiene un buen juego de cabeza, es astuto y a su manera, tiene regate», dijo de él Völler, ex seleccionador. Muchos no le creyeron y hubo aficionados que renegaron de un delantero que en el campo hablaba polaco con Podolski, nacido también en Polonia, a 70 kilómetros de donde lo hizo Klose.

Nacido para el gol, lleva diez tantos en dos Mundiales, así que ya le llaman el hijo del torpedo, en referencia al mítico Müller. «La forma de girarse, esa rotación del cuerpo en el primer gol que le marcó a Ecuador era típica de Gerd Müller. Sin duda, ya se ha ganado un sitio en el once ideal del Mundial».Quien habla es Franz Beckenbauer, que compartió cientos de partidos con el delantero que en 1974 le dio a Alemania su segundo título del mundo. 

Justo lo que esperan todos de Klose, un tipo que se define rápido: «Soy un delantero que no se esconde ante nadie». Un auténtico dóberman del área: «Me gusta esa raza de perros. No son violentos, son nobles», ha dicho. Y con hechos lo demuestra: en su casa tiene un bello ejemplar de esa raza canina. Klose, que no duda en señalarse como un tipo tranquilo – «la paciencia es sin duda mi mejor cualidad», asegura- escucha hip-hop, juega al tenis, y tiene por libro de cabecera la biografía de Lance Armstrong.

«Es un excelente deportista» reconoció Hain, portero del Arminia Bielefeld el día que Klose se ganó el trofeo Fair-Play de la Bundesliga. En la 31 jornada del torneo, con el Werder Bremen jugándose el título, el árbitro de turno pitó penalti por una acción entre ambos. 

Con 0-0 en el marcador, Klose se acercó al trencilla y le corrigió: «No es penalti», le dijo. Hubo bote neutral. El partido terminó 3-0 y como de costumbre, él marcó. Justo lo que toda Alemania esperaba y no ocurrió contra Italia.

Pero, más allá de ese revés, el muchacho ha continuado su crecimiento y espera por la próxima Copa.