Pensé que Brasil estaba para más, y lo sigo creyendo. En los octavos, con goles de Neymar y Firmino en los minutos 51 y 88, Brasil, sujetado 0-0 en el primer tiempo por un México agresivo que entró a jugarse la vida pistolas en mano, logró imponerse 2-0 y extenderse a cuartos de final. Se comprobó que la fluidez de Brasil, producía constantes desequilibrios, y hasta metía miedo…Después del discreto y criticado empate 1-1 con Suiza, y las victorias nada ruidosas pero indiscutidas por 2-0 contra Costa Rica y Serbia, el equipo de Tite se enfrentó en octavos a México, que había provocado el mayor impacto derrotando al Campeón Alemania…Supo resolver Brasil ese duelo. Alegró su triunfo agitado por un Neymar incendiario, y al mismo tiempo, entristeció la derrota de este México cargado de osadía, retando al León de Nemea, yendo hacia delante no con el pecho abierto de frente a las bayonetas, sino confiando en poder realizar un accionar pretencioso, haciendo retroceder al gigante, manteniéndolo preocupado buscando salidas, hasta finalmente ceder ante la superior destreza, mejor manejo de la pelota y de los espacios, y las estocadas de Neymar y Firmino. Una derrota por 2-0 que certifica la presencia de un equipo azteca lo suficientemente funcional en todos los sectores, capaz de poder ir más allá, de no encontrarse con este Brasil desequilibrante de tantas maneras, que, en ese momento, daba la impresión de poder extenderse hasta disputar la final de esta Copa.

LAS DOS ESTOCADAS

En el minuto 51, se quebró el hielo. Neymar y Willian se movieron por la izquierda como bailarines del Bolshoi, Neymar siguió hacia su derecha, buscando el centro, y Willian se abrió más a la izquierda corriendo hasta el fondo. El centro bajo fue muy rápido para los reflejos de Ochoa, y el balón que pasó frente a Gabriel de Jesús cortó en su estiramiento, fue interceptado por Neymar. Gol a quemarropa. Brasil 1-México 0…Faltaba mucho y Brasil no soltó las riendas pero no pudo impedir constantes escaramuzas de un México tenaz, manteniendo el suspenso de pie en las tribunas. El factor de seguridad lo proporcionó en el minuto 88 Firmino, reemplazo de Coutinho. Se inició el movimiento con una recuperación de Fernandinho, quien había entrado por Paulinho, con entrega inmediata a Neymar, suelto por la izquierda, entrando al área y rematando sobre la salida de Ochoa. El rebote en el arquero sigue hacia donde llega Firmino, como una asistencia, y el remate es sencillo, en la puerta del horno. Brasil selló la pizarra 2-0 fortaleciendo expectativas.

Sin embargo, la Copa del Mundo sufrió otra sacudida: Brasil fue eliminado por los “Diablos Rojos” de Bélgica consecuencia de un autogol de Fernandinho, un cañonazo de De Bruyne, y las atajadas del arquero Curtois incluyendo una contra reloj evitando el 2-2. Merecido el triunfo belga por su futbol práctico y efectivo, y conmovedor el esfuerzo brasileño por sacar el partido de las brasas. Lamentable la salida de Brasil, pero sin provocar lágrimas. El equipo murió mostrando su versatilidad y agresividad frente al firme Bélgica. No se guardó una gota de sudar y peleó con el alma en busca de sobrevivir, pero no pudo atravesar los cuartos de final. Los pentacampeones volvieron a quedarse trabados en esta Copa.

GOLPEADO DOS VECES

Frente a Bélgica, el equipo brasileño pudo desequilibrar temprano, no solo por el empujón de balón de Thiago Silva que pegó en el poste izquierdo casi sin ruido, pero realmente envenenado, sin que el milagroso Curtois pudiera intentar algo en el minuto 6, sino porque hay que agregar la gran posibilidad que casi materializa Paulinho a los 9, y la recuperación de Gabriel de Jesús en el área un minuto después, fabricando otra opción. Y cuando Brasil parecía estar de cacería y Belgica trataba de calmarse, un avance de los “Diablos Rojos” llega hasta el fondo forzando un tiro de esquina. Lo ejecuta Felliani, lo trata de golpear Kompany elevándose, pero la pelota sigue hasta descender en el hombro de Fernandinho y se desliza hasta el fondo de la cabaña del desarmado Allison. En el minuto 13, Bélgica toma ventaja 1-0. El planeta tiembla, en Brasil todos gimen…Esa diferencia tan temprana no es la muerte, pero tiene significado, y golpea. Brasil sale a luchar de nuevo, como si no hubiera pasado nada, aunque está consciente de lo que pasó. Todos sus avances son neutralizados y se expone a los contragolpes belgas. En el minuto 30, Lukaku toma una pelota y la entrega a De Bruyne, quien había estado proyectándose desde atrás. El hombre del City, se aproxima vertiginosamente al área con Marcelo solo acompañándolo y otros tres brasileños tratando de llegar a tiempo, pero aprieta al gatillo sin necesidad de apartar estorbos. Vimos un rayo laser bajo que viajó cruzado y se incrustó en el rincón derecho de Allison. Brasil estaba atrás 0-2. ¿Quién iba a imaginarlo? 

SE ATRASÓ SEÑAL DE VIDA

Neymar, moviéndose junto a la raya izquierda, estaba muy bien custodiado por Meunier su compañero en el Saint Germán, quien recortó su incidencia, y pese a contar con Marcelo llegando desde atrás y Coutinho mostrándose por el costado, al entrar al área, no encontró facilidades para maniobrar en corto. La línea trasera tenía que controlar su atrevimiento de adelantarse porque Hazard era un problema mayúsculo para Fegner, en tanto Thiago estaba listo para entrar al rescate y Miranda batallaba fieramente con el exigente Lukaku. Brasil no podía descuidarse de Bélgica que buscaba sin sigilo aunque con menos espacio y pocos balones,  un tercer gol, pero tenía que ser insistente en recortar la distancia de dos goles. Metiendo a veces hasta cinco hombres en el área, y bajo intensa presión, Bélgica se apoyó en la atajada de Curtois a Coutinho sobre un derechazo en el minuto 36, para evitar acercamiento, también la que realizó para frustrar una entrada de Paulinho en el 61, y la contención hecha del intento de Douglas Costa seguida de insistencia de Neymar. Sin embargo, finalmente, una entrega bombeada de Coutinho, directa a la cabeza del recién ingresado Renato Augusto, produjo con remate hacia abajo, sin violencia, pero con colocación, el gol que proporcionó un soplo de vida a Brasil hasta en el minuto 75. Contra reloj, Brasil intensificó su presión pero Renato Augusto malogró una gran oportunidad en el 79, Coutinho no supo rematar una entrega de Neymar, y en el 93, Curtois se levantó del piso para sacar espectacularmente un disparo de Neymar con posibilidad de enviar el juego a tiempos extras.

CIFRAS INÚTILES

Perdió Brasil 2-1, porque Bélgica supo manejar los tiempos, el balón y las oportunidades. No se puede criticar a Brasil por falta de interés, de capacidad de lucha, de intensidad. Tuvo todo eso como lo demuestra no solo su ventaja de 58 por ciento de posesión por 42, sino 9 remates a puerta por 3 de Bélgica, una pelota al poste, 7 remates afuera contra 4, ventaja de 24-6 en asistencias, 8 corners por 4, y 463 pases buenos por 301. Claro que a un lado de estas cifras inútiles, Brasil murió peleando, superado por el futbol más preciso y mejor administrado de Bélgica.