Fuimos a Barcelona, la ciudad resplandeciente de las Ramblas, de Gaudi, del barrio Gótico; para estar en los Juegos Olímpicos de ese año, con ocho atletas, entre ellos, una mujer, Olga Sacasa, ciclista que estaba activa en Estados Unidos.

Llegamos heridos por la eliminación del béisbol en los Panamericanos de Cuba, víctimas de una monumental atrapada de Jeffrey Hammons sobre batazo de Próspero González. Teníamos un equipo competitivo, como se demostró en Atlanta cuatro años después, pero flaqueamos en momentos cumbres.

Sin embargo, viajamos con una expectativa: ¿Qué nivel alcanzaría Vásquez, el pesista de 56 kilos, después de lo mostrado en los Panamericanos de Indianápolis en 1987, pese a la descalificación por el uso de un diurético, confirmándolo con otra gran actuación en 1991?

No era una expectativa de alta pretensión, como pelear por una de las medallas, sino de verlo fajarse en la más exigente esfera del deporte mundial en su especialidad, y descubrir hasta dónde podía elevarse.

Todo se esfumó, cuando Vásquez, imposibilitado de continuar su desarrollo con el soporte del apoyo necesario y el adiestramiento requerido, falló tres veces en arranque con los 105 kilos, y quedó eliminado. El otro pesista, Álvaro Marenco, de 52 kilos, quedó fuera con registros de 95 en arranque, 125 en envión y 220 en total.

SE FAJÓ Y GANÓ

La búsqueda del primer triunfo nica en unos Juegos Olímpicos permanecía oculta, cuando el púgil Marcos Romero, en el casillero mediano, derrotó a Shah Khybar, de Pakistán. Para países como el nuestro, de tan limitados recursos y sin planes de desarrollo en el deporte, el boxeo es siempre una posibilidad.

Recuerden que pocos creyeron que aquel chavalo tan angosto, tan pobre, tan hecho a la brava, pegara tan fuerte y consiguiera recursos. Pero Alexis Argüello lo hizo, llegó a ser Campeón Mundial en tres categorías, y uno de los mejores del mundo libra por libra.

¿En qué otro deporte se podría llegar tan largo saliendo de tan extremas dificultades?

Romero fue vencido por el germano Andrea Otto en su segunda pelea, pero ya había hecho historia convirtiéndose en una referencia obligada para el futuro.

El otro púgil, Eddy Sáenz, quien posteriormente llegó a disputar sin éxito títulos mundiales en el campo rentado, perdió con Victoriano Damián, de República Dominicana.

WILLIAM, EL INCANSABLE

El único representante del atletismo nica fue William Aguirre, un Campeón Centroamericano en maratón. Entre grandes fondistas, un grueso número de ellos graduados como “súper”, Aguirre se conformó con recorrer los 42 kilómetros y casi 200 metros más, en 2 horas, con 34 minutos y 18 segundos.

En lucha, Magdiel Gutiérrez, de 100 kilos, perdió dos veces, en tanto el tirador Norman Ortega, con 560 puntos, se quedó corto, pese a ser uno de los mejores de Latinoamérica en Pistola Libre.

Cerró la ciclista Olga Sacasa en los 2 mil metros persecución, sin el menor chance. El Jefe de la Delegación fue el Dr. Francisco Zambrano, y volando de regreso, pensé lo mismo de siempre: ¡Que pequeños somos!; y lo seguimos siendo, quizás por los siglos de los siglos.