EDGAR TIJERINO M.
18 DE OCTUBRE DE 1995
El genial DaVinci tardó 4 años en pintar su «Gioconda», el más famoso cuadro del planeta. Dennis Martínez tuvo que esperar 20 años -el tiempo que se invirtió en levantar la Pirámide de Keops-, para construir su primera y tan ansiada victoria postemporada…Pero, valió la pena… No importa cuánto tuvo que sufrir buscándola, lo esencial, lo impactante, es en qué forma y en qué momento lo logró…¿Fue la mente brillante de Spielberg quien le diseñó el escenario?… El Kingdome de Seattle estaba en pie rugiendo por sus cuatro costados, casi 60 mil esperanzas agitadas en las tribunas, un equipo hambriento de más éxitos, y un pitcher prohibido en la acera de enfrente: el feroz y mortífero Randy Johnson.
La sequía había sido larga, 41 años. Así que los Indios buscaban su primer viaje a la Serie Mundial desde 1954 y Dennis Martínez sabía que sólo trabajando con la precisión, la paciencia y la maestría de DaVinci mientras pintaba su «Mona Lisa», podría superar al Monstruo Johnson, un pitcher frío, violento, implacable, dominante, que venía de sacar cuatro veces del hoyo a los Marineros en esa Postemporada.
Pregúntenle a los Angelinos de California, por qué no estuvieron ellos en los Play Offs..-Pregúntenle a los Yanquis, que tuvieron la desgracia de encontrarse dos veces con Johnson,como abridor certero y rematador macabro..-Pregúntenle a los mismos Indios porque no pudieron simplificar esta serie que se prolongó a seis juegos. Johnson los detuvo en el tercer juego, justo cuando Seattle tomó ventaja.
Ahora, el 17 de Octubre de 1995, Dennis contra Johnson en el sexto juego por el banderín de la Liga Americana, y la gran intriga: ¿Podrá David encontrar la honda y la piedra, y disponer del corazón y la puntería para derribar a Goliat?. «No hay pitcher invencible, todos somos vulnerables», había dicho Dennis, quién el primer juego oficial en el Jacobs Field en 1994, con el Presidente Clinton en las tribunas, había enfrentado a Johnson, un excompañero en los Expos de Montreal.
Y quedó demostrado. Una vez más, Johnson ofreció lo mejor de su material, pero Joey Cora equivocó un tiro a primera base y Dan Wilson perdió una pelota sencilla con hombres en segunda y tercera, que se metieron al plato envueltos en bolas de fuego para una diferencia de 3-0, que a la altura del octavo innings, tenía cara de funeral… Si todavía quedaba una diminuta luz encendida en el cofre de las posibilidades de los Marineros, Baerga la apagó bruscamente con su jonrón encima de la verja del jardín central burlando el esfuerzo de Ken Griffey.
Atrás, quedaban 7 entradas magistrales de Martínez… Un pitcheo de 90 lanzamientos, 56 strikes y 34 bolas… Un sólo pasaporte a Ken Griffey en el primer inning, y 4 hits, tomando ventaja en el conteo casi permanentemente mientras combinaba su pitcheo de bola lisa a las esquinas sin perder el control de la altura de la rodilla, con unas curvas que rompían desde diferentes puntos dibujando arabescos en el aire, y que hacían imposible el anticipo de los bateadores.
Ese scone del sexto innings, tuvo un sello de grandeza incomparable en medio de la presión agobiante que significa defender una pequeñísima ventaja de 1-0 frente a Johnson. Cora falló tocando de aire obligando al excitado y agresivo Coleman, a permanecer en segunda. Dominar a Griffey antes de golpear a Edgar Martínez, tuvo un enorme valor. Y el ponche a Tino Martínez, fue la culminación del excelente manejo del peligro que hizo Denis en ese innings. Después, el cero del séptimo por el 1-2-3 con apenas 12 lanzamientos, certificó que los dolores en el hombro, el codo y la rodilla, estaban también bajo control.
Esos fueron los últimos trazos de la «Mona Lisa» de Dennis. Después de una espera de 20 años, finalmente, valió la pena. Cierto un Juego Perfecto es “algo mas”, pero asegurar el banderín de Liga para los Indios después de tan largo ayuno desde 1954, equivalía a caminar sobre el arco iris en la punta de los pies. Medio Cleveland se volcó hacia el aeropuerto abriéndose paso entre el frío congelante de la madrugada, para el gran recibimiento. Los Indios, a la Serie Mundial, 41 años después.