Los dominicanos, y todos los latinos, salimos desnudos de los baños gritando por las calles como Arquímedes: ¡Lo logró!, ¡Lo logró!

Felix Sánchez, el “Supermán” dominicano, se mantuvo lejos de la kriptonita mientras se impulsaba magistralmente sobre cada valla y se tragaba la pista, para ganar el oro olímpico en los 400 metros con vallas respondiendo plenamente a las expectativas.

Nunca antes, en la historia de estos Juegos, un latino había poder meter las narices entre los medallistas de esa especialidad.

SUPO SOCAR

El triunfo de Sánchez no fue sorpresivo. Después de 42 victorias consecutivas, incluyendo títulos mundiales en el 2001 y el 2003, se le consideró el gran favorito.

Sin embargo, ¿cuántas veces los favoritos se hunden en la mediocridad diputando una medalla de oro?.

Pueden preguntarle al saltador de altura Dwight Stone, a Hicham El Guerrouj, frustrando en Atlanta y en Sidney, y al propio Edwin Moses, el mejor vallista de todos lo tiempos, ganador del oro olímpico en Los Angeles 84, dueño de la marca mundial con 47.02 segundos al aterrizar en Seul, quién finalizó tercero en esos Juegos del 88 con su favoritismo reducido a polvo de ladrillo.

El jueves, mental y físicamente, Sánchez se sintió estupendo, y lo demostró cuando se escuchó el balazo y partió en busca de la grandiosidad con los ojos de latinoamerica siguiendo cada una de sus pisadas.

Un triunfo espectacular producto del trabajo a que deben someterse facultades extraordinarias, y sobre todo, de saber socar cuando se escucha el ruido de los cascabeles.

PUÑO EN ALTO

No fue un discurso de sangre, sudor y lágrimas como el de Wiston Churchill, pero si una carrera perfecta, cobijada con la sangre y el sudor de años de intenso adiestramiento retando las inclemencias del calor y las embestidas del frío; batallando fiera y exitosamente con los factores adversos como lo hizo Hércules en cada uno de los impresionantes y monumentales trabajos que nos detalla la mitología; fortaleciendo sus músculos, esperanzas y posibilidades multiplicando esfuerzos diariamente con una disciplina espartana; asegurándose no tener ninguna vulnerabilidad en el talón que lo colocara a riesgo como Aquiles.

Y se bañó de oro.

Cortázar hubiera dicho: cuando de golpe el viento se detuvo y el sol se puso dos veces mpas grande, ahí estaba Felix Sánchez, resplandesciendo, con su puño en alto.

Su tiempo de 47.63 segundos, es el mejor del 2004, aunque distante de los 46.68 del norteamericano Kevin Young en Barcelona, todavía el mejor desde que se inventaron las vallas.

EN EL PARAISO

Su cierre fue consistente, autoritario.

Danny McFarlane de USA tuvo que resignarse a la plata con 48.11 en tanto Keita de Francia, obtuvo el bronce con un tiempo de 48.26, dejando sin medallas a James Carter.

Dominicana es una isla en permanente movimiento por el merengue, y deportivamente excitada por sus big leaguers, pero en atletismo, no había logrado algo significativo en “la aristocracia” de los Juegos Olímpicos.
En 1984, cuando el púgil Pedro Julio Nolasco consiguió el bronce, la isla se estremeció. Uno de ellos en el podio. ¡Oh Dios, qué grandiosio!.

Hoy, saboreando una proeza sospechada, los dominicanos se siente en el paraíso, con Adán, Eva y Felix Sánchez.

CAPSULAS

Resucitó el supuestamente “falsificado” dream team de la NBA derrotando 102 a 94 a España.

El cubano Iván Pedroso, afectado por lesiones, no pudo defender el título olímpico y se quedó sin medallas en salto largo. Sus 8 metros con 23 centímetros, resultaron muy cortos.

El ganador del oro, Dwight Phillips de USA, con 8.59, necesita binoculares para ver los 8.90 de Bob Beamon y los 8.95 de Mike Powell.

Impresionante barrida de USA en los 200 metros con Shawn Crawford impidiendo el doble triunfo de Justin Gatlin, algo que no se ve desde Carl Lewis en 1984.

La marca de Crawford, 19.79 segundos, era lo máximo en 1979 impuesta por el italiano Pietro Menea en las Universiadas de México.

El récord de 19.32 establecido por Michael Johnson, sigue imperturbable, asoleándose en la playa. 

Brasil, cuyo equipo masculino de futbol nunca ha ganado el oro, y ni siquiera clasificó para estar en Atenas, vió como en femenino, USA les robó la posibilidad de coronarse.

Otro llanto brasileño. Eliminados por Rusia en volibol femenino.

Y nosotros, de regreso a casa.

¿Qué diablos andábamos haciendo allí?