Cuando las intermitencias aguijonean, es que ya no eres el de antes. No tiene utilidad el autoengaño, y Muhammad Alí se percató de eso, pero insistió, con una terquedad dañina. Pienso que Lionel Messi no es un insensato. No hemos visto señales de eso. El cree que todavía puede ser útil, y nosotros también, pero no deslumbrante improvisando, fabricando genialidades, siendo decisivo. Hace unos días, leyendo una entrevista con Scaloni, el técnico de Argentina, dijo que “Messi era el más terrestre de todos los del eauipo”. No propiamente quiso decir que es o se siente “uno más”, porque no es cierto, sigue siendo alguien especial, sin la grandiosidad de antes. Scaloni hablaba de su adaptación, no solo con el equipo, sino con su nueva responsabilidad en el manejo de los hilos, dejando atrás aquella Messi-dependencia de la que se hablaba en el Barsa y en la Selección.

Hace 16 años, en Genselkirchen, Alemania, 2006, Messi con menos de 20 años, debutó en Copas contra Serbia. Pekerman lo hizo ingresar por Maxi Rodríguez a los 30 minutos del segundo tiempo con el juego 3-0 a favor de Argentina. Antes de tres minutos realizó un trazado para el gol de Crespo, y después marcó un gol recibiendo de Tevez. Ese estupendo debut no le garantizó continuidad de rendimiento excelso en las Copas, ni siquiera en la del 2014 cuando Argentina disputó la final con Alemania. “No somos favoritos pero tenemos material para llegar largo”, dice con realismo no con humildad. Harán falta LoCelso y Joaquín Correa, hay dudas sobre Dybala y quizás lamenten no haber llamado al chavalo de 18 años Alejandro Garnacho que se hace notar en el United, pero el potente, agresivo y bastante certero Lautaro Martínez es un tigre en el área; DiMaría ha lucido excelente; Julián Alvarez, del City, se perfila como una de las figuras; Martínez con Argentina es mejor portero que en la Premier; Nahuel Molina con Moreno atrás, Rodrigo De Paul, Angel Correa, Tagliafico, Paredes son muy buenos soportes, y está Messi, ahora terrestre, pero probablemente “algo más que uno más”.

Todas las lupas estarán siguiendo cada movimiento de quien ha sido considerado por más largo tiempo, el mejor del mundo, driblando sobre un arco iris. No tengo duda que será juzgado con severidad, sin justificaciones. Es el tipo de reto al que ha estado acostumbrado, como cuando en el 2007, hace 15 años, la prensa madrileña dijo que lo habían sobrevalorado y respondió con tres goles al Real Madrid obligando a un empate 3-3, con una exhibición de frialdad y grandeza en el último instante…Aquel era un Messi que comenzaba a escribir su historia, el que veremos hoy, es diferente, ha atravesado su mejor época y entre el sombreado que precede al crepúsculo, acercándose al final, espera ofrecer lo que le queda de brillantez. Lo que es seguro, es que jugará contra Arabia, México y Polonia, con el corazón en los dientes.